Cuando hablamos del tema de miranda
podemos catalogarlo como un drama psicológico y político aunque no podemos
perder de vista el tema masónico en este caso, es un drama de eterna vigencia
porque inciden en el muchas tragedias agrupadas de nuestro tiempo, lo
particular y lo social, el irracionalismo y la lógica, la cultura y el instinto
siempre seria fascinante comentarlo como un proyecto literario.
El peligro de una biografía de Francisco de miranda es un
exceso de detalles y de variados ambientes,. Se corre el riesgo de que lo
descriptivo ahogue lo dramático, la visión puramente pintoresca del personaje,
sus grandes éxitos sociales, su fulgurante surgimiento de un criollo audaz e
imaginativo en las cortes europeas. Con vanidad decorativa satisfizo más ese
Miranda en traje de fiesta, que cautivaba a la vez a las princesas y a los
filósofos de esa época, que el otro que traía, bajo el brillo cortesano y la
azul casaca, un destino de fe e incansable obstinación.
Cronológicamente, fue Francisco de Miranda (1750-1816) el
primer criollo de dimensión histórica mundial; el primero que en aquel extraño
siglo XVIII, propicio a las naturalezas fascinadoras y a la vez nocturnas como
la suya, se empino sobre los campanarios
coloniales y recorrió el mundo en viajes y peripecias, comprendiendo y
participando en el juego de la política europea y tratando de aprovecharlo para
la revolución de independencia hispanoamericana.
Variadas y a veces muy difíciles de esclarecer son las fases
de la vida y la obra de este primer hispanoamericano universal. Cuando a los 23
Años sale de Caracas, después de adquirir estudios incompletos pero ambiciosos
en la universidad Caraqueña (Matemáticas, Filosofía, derecho, etc.). y aspira
hacerse hombre y situación en el ejército español.
Miranda era un apasionado quijote de la libertad, para
luchar por ella instituyo en Londres una sociedad secreta, al estilo de la
masonería, con el nombre de “Gran Reunión Americana”, cuyos miembros eran
llamados “Caballeros racionales”. De esta sociedad se establecieron sucursales
o agencias en varios países americanos y a ella pertenecieron Eugenio espejo, O’Higgins,
Nariño y Santa Cruz.
Citando al Doctor Caracciolo Parra Pérez,
en su libro” Miranda y la Revolución Francesa”, hace de este personaje, cuya
vida se encuentra vinculada a los acontecimientos más resaltantes del mundo de
su época, el siguiente retrato escrito:
“Miranda tiene perspicacia, ambición, un Miranda que va
lejos y escruta todas las profundidades, fertilidad asombrosa de iniciativas y
combinaciones. Posee facilidad de palabra excepcional y parece que sea lo mismo
en español que en francés, inglés o italiano. El tribunal revolucionario de
Paris y, más tarde, El Congreso Venezolano, ante el cual tuvo que defenderse,
fueron dominados por la fuerzas de su dialéctica, por su lógica escrita, por la
singular maestría con que justifico todos sus actos, Dotado de noble sagacidad
, henchido de ingenio, elocuente, grave, cortes, siempre discreto, si no le
cegaba el cólera, conservador, brillante que sabe escoger su tema, se expresa
con voz grave, alternativamente ruda y acariciadora, cambia de aspecto y de
tono según la impresión que quiera producir al interlocutor”.
Son características precisas de nuestro caballero, que
podemos fundamentarlas con las particularidades de un ser elocuente,
librepensador y además masón.
Citando a Martínez Zaldua Ramón en su libro “Cronología
Masónica” en Historia de la masonería en Hispanoamérica, 1978 en sus pág.
(163-185), menciona que hasta 1717 se constituye en Londres una Gran Logia, hecho
que se considera como el nacimiento de la Francmasonería especulativa. Antes de
diez años habrán logias en Francia, Los estados Unidos y España. Se dice que La
logia “Matritense” fue creada muy secretamente en Madrid el 17 de abril de
1728. Las demás naciones Europeas siguieron la ruta de las fundaciones casi que
inmediatamente. Llego a constituirse con gran honor ser Francmasón, y a la entidad fueron ingresando Federico II de Prusia,
Napoleón Bonaparte y sus hermanos Jeronimo y José, D’Alembert, Danton, Diderot,
entre otros. Por ello Miranda se afilio a la entidad con entusiasmo. No
presumía aun que de ese poder se serviría más tarde, con sagacidad inmensa,
para plasmar definitivamente en Hispanoamérica la revolución contra España.
Los
Viajes de Miranda
Brota Francisco de Miranda con el sello de lo oceánico. En su ir entero nada es en el pequeño, ni quieto, ni sin dignidad. Lo grandioso y lo titánico irán mostrándose en su existencia poco a poco, hasta que llegue el heroico final que Walt Whitman definió como un “Morir avanzado”. Por oceánico, se hace capitán de su propio navío; sale de los puertos y arriba a playas y radas; y, celoso de lo suyo, fija hecho y pormenores en sus sesenta y tres grandes cuadernos de bitácora que el llamara COLOMBEIA, un diario de muchos años y un archivo colosal adicional.
A los veinte, como se afirma anteriormente, muy joven,
vibrante y ambicioso, se embarca en la Guaira y, gallardo abre rumbo hacia el
mundo, viajero por la mar Atlántica. A los treinta y siete días de navegación,
el puerto de partida en su patria Venezuela se une al otro puerto de Cádiz, en
España.
Después del primer arribo a Cádiz, vendrán otros puertos
de circulación, en larga lista de nombres sucesivos: Melilla, en el norte
africano, donde combatirá contra los moros; Pensacola, en la Florida, lugar de
enfrentamiento con los ingleses, en pro de la independencia de los Estados
Unidos; Gibraltar, sitio de excepcional medula creativa: Fue entonces allí
cuando ingresa a la Francmasonería.
Luego se dispone a levantar velas a la Habana – Cuba, que
será el lugar en el cual, valerosamente en términos finales decisivos, romperá
relaciones con España para siempre. La habana señala el prodigioso viraje,
necesario para el cumplimiento de su destino. De cuba navega hacia el puerto de
Nueva York, donde surge por primera vez el proyecto que ha estado formándose en
la conciencia, de emancipar el Nuevo Mundo Ibérico. Allí, a orillas del océano,
se plasma un Francisco de Miranda revolucionario, agitador de libertades para todo
un continente.
Más tarde, cuando el plan emancipador
haya alcanzado vitalización voceadora poderosa, apostara en el puerto de
Londres, el Centro de su magna red conspirativa, y la operará con la destreza
de quien halla en el marquesina un instrumento familiar, un arma conocida, Y,
cuando no encuentre el apoyo solicitado ni en Inglaterra ni en Francia, se
dirigirá por cuenta propia, para tomarlos, a los puertos Venezolanos de Ocumare
y la Vela de coro. En donde podemos mencionar que fue En La Vela de Coro, el
Generalísimo Francisco de Miranda el 3 de agosto de 1806, en el Fortín de San
Pedro, izó por primera vez en suelo venezolano la bandera tricolor.
Esta
oceánica actividad se agranda y graba a lo largo de una vida
extraordinariamente prodiga en sucesos, pasiones, aventuras, entrevistas,
viajes, peligros, éxitos y cárceles. Navegante del mundo nuevo, orienta su nave
en busca del vellocino de oro que lo obsesiona. Lo acompañan en su aventura,
casi todos los esforzados varones que plasmaron luego la liberación americana:
Bolívar, San Martin, O’Higgins, Alvear, Artigas, Monteagudo, Gual, Rivadavia,
Montufar, Rocafuerte, Nariño, entre otros.
Por
otro lado, El 19 de abril de 1810, Venezuela inició su proceso independentista,
por lo que Simón Bolívar y Andrés Bello persuadieron a Miranda, en misión
diplomática en Londres, para que volviera a su tierra natal. Cuando lo hizo,
Miranda fue recibido con honores en el Puerto de La Guaira. En Caracas se le
confiere el grado de general del ejército y funda la Sociedad Patriótica, que
se convertirá en la principal promotora del rompimiento con España.
Posteriormente es elegido diputado por El Baúl, en la provincia de Caracas, al
congreso constituyente de 1811. El 5 de julio de 1811, tuvo el honor de firmar
el Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela. Más tarde, ante el
avance de las tropas españolas al mando de Domingo Monteverde en 1812, asumió
la presidencia con poderes discrecionales, tras ser nombrado el 23 de abril
dictador por el Triunvirato ejecutivo con el rango de generalísimo.
Las fuerzas realistas contraatacaron, pero a Miranda le fue
imposible pasar a la ofensiva por las constantes deserciones que se daban en
sus tropas, situación agravada por el Terremoto de Venezuela de 1812 (12 de
marzo) que afectó en su mayoría a centros poblados bajo control de los
patriotas, además de la impopularidad de la causa de la independencia en la
sociedad venezolana. Miranda intentó resistir el ataque realista pero la caída
de la plaza de Puerto Cabello (bajo el comando de Simón Bolívar), la rebelión
de los esclavos de Barlovento, así como el creciente número de los ejércitos
españoles que le atacaban (Monteverde desde Valencia y Yáñez desde Calabozo),
le hicieron imposible resistir.
Temiendo una derrota brutal y
desesperado, en correspondencia con las facultades otorgadas por el Triunvirato
ejecutivo, que en el Decreto del 23 de abril de 1812, le había otorgado el
cargo de dictador plenipotenciario y jefe supremo, con rango de generalísimo ,
Miranda firma la capitulación del ejército patriota, el 25 de julio de 1812, en
la ciudad de San Mateo, hecho que generaría confusión y se interpretaría como
una traición, por lo que antes de embarcarse en el puerto de La Guaira y salir
rumbo al exterior para proseguir la lucha, un grupo de oficiales dirigidos por
Bolívar apresaron a Miranda, y el coronel José Mires lo encerró en el fuerte
San Carlos el día 31 de julio.
Al parecer, (Relatan algunos escritores) que la intención
de Bolívar habría sido fusilarlo por considerar que el pacto de San Mateo era
un acto de traición, pero finalmente, atendiendo diversos consejos, Miranda fue
encarcelado bajo el mando del coronel Manuel María de las Casas, comandante
militar del puerto, quien en secreto se pasó al bando español, entregando a francisco
de Miranda a Domingo de Monteverde, junto con los demás refugiados que no
habían conseguido zarpar (Simón Bolívar desconocía la traición de Manuel María
de las Casas, y se dirigió entonces a Caracas, ya en manos de los realistas,
donde gracias a la intercesión de algunas amistades en el bando enemigo, obtuvo
un pasaporte de Domingo de Monteverde, de quien se dice que expresó
textualmente "Debe satisfacerse el pedido del coronel Bolívar, como
recompensa al servicio prestado al rey de España con la entrega de
Miranda", tiempo después de salir de Venezuela, Bolívar regresaría a
reiniciar la guerra).
Desde el puerto de La Guaira, Miranda
fue transportado al Castillo San Felipe de Puerto Cabello, donde a principios
de 1813 escribe desde su celda un memorial a la Real Audiencia de Caracas
exigiendo el cumplimiento de la capitulación de San Mateo. El 4 de junio de
1813 es trasladado a la fortaleza de El Morro, ubicada en Puerto Rico, y de
allí a España, donde es encerrado en el calabozo del penal de las Cuatro Torres
del arsenal de la Carraca en San Fernando de Cádiz. Aquí sólo recibió pocas
noticias y ayuda de algunos amigos. Miranda planea escapar hacia Gibraltar,
pero un ataque cerebrovascular frustra sus planes y muere, a los 66 años de
edad, el 14 de julio de 1816.
En Venezuela actualmente se honra con el nombre de
Miranda a distintas avenidas, calles, plazas, autopistas y parques. Asimismo,
lleva su nombre la tercera entidad más poblada del país, después del Zulia y
Caracas, el Estado Miranda.
Para
concluir, hasta el día de hoy ha sido imposible el reconocimiento de sus
restos, ya que al morir fue enterrado en una fosa común en el cementerio del
Arsenal de la Carraca. Mientras tanto, le fue dedicado un cenotafio en el
Panteón Nacional de Venezuela, donde también están los de Antonio José de Sucre
y Andrés Bello.
El
monumento, diseñado por el escultor italiano Julio Roversi, está coronado por
una escultura del general sobre un pequeño pedestal donde hay una placa con las
fechas y lugares de su nacimiento y muerte. El pedestal se asienta sobre un
mausoleo simbólico decorado con motivos funerarios y con las puertas abiertas.
Delante hay un sarcófago que está siendo abierto por un águila, símbolo de
poder, la cual está custodiada, a su vez, por una alegoría de la libertad. A
sus pies, una placa contiene el siguiente epitafio:
“Venezuela llora por el dolor de no haber podido hallar
los restos del General Miranda, que han quedado perdidos en la huesa común de
la prisión en que expiró este gran mártir de la libertad americana. La
República los guardaría con todo el honor que les es debido en este sitio que
les ha sido destinado por Decreto del Presidente de ella General Joaquín
Crespo, fechado el 22 de enero de 1895.”
Las
puertas y la tumba parcialmente abierta simbolizan la esperanza de Venezuela de
encontrar los restos del prócer, aguardando su llegada.
Para culminar con este breve episodio se
puede mencionar que los dos elementos:” el secreto y el juramento”
constituyeron el factor sine qua non de la emancipación
americana, presentes como estaban en las colonias tanto la escrita y la cruel
vigilancia de las autoridades españolas. Miranda, iniciado ahora en Gibraltar,
utilizara el poderío Masónico en forma extraordinaria; y todos los capitanes
que con el conspiraron y que luego hicieron la guerra magna de la liberación,
integrantes de la masonería fueron: Simón Bolívar, San Martin, Páez,
Monteagudo, Santander, O’Higgins, Rivadavia, Alvear, Bermúdez, Mariño, Juan Pio
Montúfar, Rocafuerte, Unánue, Nariño, Soublette, Montilla, Ribas, Pueyrredón,
Zapiola, Belgrano, Hidalgo, Morelos, Urdaneta, etc., etc. En conclusión y que
quede asentado La masonería fue la gran gestora y por ende la gran coordinadora
de la emancipación americana; ese es su honor, en la historia.
R:.H:.Luis Gerardo
Carvajal Acosta.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- ALDAO, Carlos A. Miranda y los orígenes de la
Independencia americana. Buenos Aires:Talleres Gráficos de J.L, Rosso.
- ARELLANO m, Antonio. Breve Historia de Venezuela.
Caracas, Imprenta Nacional, 1973.
- GONZALEZ A, Rumazo Venezuela; Ediciones de la Presidencia
de la Republica; 2007; Pags.38-40.
- MARTINEZ Z, Ramón, México; B. Costa Amic, editor, 4°
edición, 1978: 163-185
- POLANCO A, Tomas. Francisco de Miranda, ¿Don Juan o Don
Quijote?, Morales I, Editores, S.L. págs., 44-46, Caracas. Venezuela.
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